¿Cuáles son los principales pros y contras del voluntariado?
¿Te interesa el servicio comunitario? Conoce los efectos positivos del voluntariado y algunos de los retos a los que puedes enfrentarte durante tu viaje como voluntario.
¿Qué motiva a la gente a ser voluntaria?
El voluntariado une a la gente como una pista de baile en una boda. Formas parte de una pandilla con la misma misión. Hay algo reconfortante en luchar codo con codo por el bien común.
Algunas personas tratan el voluntariado como un campo de entrenamiento personal. Estás ahí fuera, aprendiendo cosas que quizá te resulten útiles más allá del voluntariado. Otros utilizan el voluntariado como un descanso del aburrimiento de la vida cotidiana. Es una oportunidad de inyectar un poco de emoción y propósito a la rutina.
¿Por qué deberías ser voluntario? Porque no se trata sólo de dar; se trata de recibir mucho a cambio: alegría, conexiones, crecimiento y esa increíble sensación de hacer el mundo un poco más brillante.
Ventajas del voluntariado:
El voluntariado es como una fiesta secreta a la que todo el mundo está invitado. Es un viaje salvaje e impredecible en el que acabas descubriendo más cosas sobre el mundo y sobre ti mismo de lo que nunca imaginaste. Veamos algunos de los beneficios de hacer servicio comunitario.
Puedes aprender nuevas habilidades
Embarcarse en diferentes proyectos te abre las puertas a diversas habilidades. Sumérgete en la tecnología y podrás dominar el desarrollo de aplicaciones móviles, la codificación y las soluciones digitales. La promoción de eventos o la defensa de una causa pueden convertirte en un genio del marketing, que te encargues de las redes sociales, el desarrollo de campañas y la creación de contenidos. Si tu fuerte es contar historias, documentar experiencias o impactos de proyectos te convertirá en un ninja de la narrativa. Desde la comodidad de tu sofá, puedes convertirte en un superhéroe del trabajo a distancia y destacar en comunicación precisa, gestión del tiempo y colaboración sin fisuras. Para los profesionales de la educación, el voluntariado virtual puede convertirte en un mago de la enseñanza y la tutoría en línea.
Puedes ser voluntario en el extranjero
Cuando realizas un voluntariado en el extranjero, como hacen nuestros voluntarios de One, Two… ¡Tree!, te sumerges de lleno en las costumbres y tradiciones locales y en la vida cotidiana. Hablar con los lugareños día sí y día también te hará soltar coloquialismos en un abrir y cerrar de ojos.
Y hablemos de ampliar la visión del mundo. El voluntariado en el extranjero consiste en sentarse en primera fila para conocer diversas perspectivas y problemas mundiales. La flexibilidad y la adaptabilidad se convierten en tu segundo nombre. Te enfrentas a todo tipo de giros culturales y estas habilidades se convierten en algo natural.
Podrías conocer gente nueva y ampliar tu red de contactos
No te quedes de brazos cruzados: participa en eventos, talleres y todas las sesiones de formación interesantes que organice tu equipo de voluntariado. Y, oye, no te limites a hacer contactos sólo con el voluntariado. Sal de tu zona de confort como voluntario y sumérgete en la escena local. ¿Medios de comunicación social? La mayoría de las organizaciones de voluntariado tienen sus propios grupos o páginas. Cuéntales los altibajos y mantente al tanto de lo que se avecina. Echa un vistazo a nuestra página de Instagram para ver qué han estado haciendo nuestros voluntarios de ¡One, Two… Tree!
Crecimiento personal
El voluntariado es la puerta al autodescubrimiento. Puedes descubrir talentos ocultos, pasiones o partes de ti mismo que no sabías que existían. También suele significar conectar con personas que atraviesan momentos difíciles. Te conviertes en un mago de la inteligencia emocional, aprendes empatía, compasión y a subirte a la montaña rusa emocional. Y, a medida que evalúas situaciones, identificas necesidades e ideas soluciones. Tus habilidades de pensamiento crítico te ayudarán a tomar decisiones inteligentes.
Mejoras tus habilidades interpersonales y tu CV
El voluntariado puede llevarte a la gloria en tu CV y a mejorar tus habilidades interpersonales. Es hora de demostrar al mundo profesional de qué estás hecho.
Muchos voluntariados te permiten dirigir proyectos, actos o campañas. Inclúyelos en tu CV. Los empleadores aprecian a quienes aportan una visión del mundo y saben manejar culturas diferentes. Y cuando el drama se desarrolla en grupo y los conflictos están a la orden del día, el voluntariado te enseña a desenvolverte en ese terreno.
Contras del voluntariado:
El mundo del voluntariado no siempre es un camino de rosas y sol. Hablemos de la otra cara de la moneda, los efectos negativos del servicio comunitario, que a veces te sorprenden cuando estás inmerso en tus buenas intenciones.
Implicación e impacto emocional
Una gran curva emocional es el agotamiento. Estás metido de lleno, dedicando tu tiempo y energía, y de repente te golpea como una tonelada de ladrillos: agotamiento, fatiga, lo que sea. Cuando te enfrentas a cosas pesadas, existe lo que se llama fatiga por compasión. Absorbes tantas emociones que te sientes entumecido, distante o simplemente menos empático.
Poner límites puede ser un verdadero reto, sobre todo cuando se trata de historias y luchas personales. ¿Dónde está el límite? Ser testigo del sufrimiento, enfrentarse a problemas de seguridad personal o simplemente sentirse abrumado por la enormidad de los problemas sociales: ése es el peso emocional que pueden conllevar ciertos puestos de voluntariado.
Frustración
Imagínate esto: estás intentando abordar un problema, pero el impacto no es tan grande como esperabas. Puede que los retos sean más difíciles de lo que esperabas. Luego está la falta de reconocimiento. Te esfuerzas, pero parece que nadie se da cuenta. No hay palmaditas en la espalda, no hay reconocimiento. A veces, la frustración aparece cuando tienes grandes expectativas. Crees que vas a arrasar, a cambiar vidas y a dejar huella. Pero la realidad te golpea, y no es tan glamuroso o impactante como imaginabas.
Inviertes tiempo y dinero
Así que vamos a explicar por qué el voluntariado en el extranjero es un torbellino de tiempo y dinero. Visados, vuelos, dónde demonios vas a dormir… es un rompecabezas previo a la partida que lleva tiempo resolver. También puede significar desembolsar el dinero que tanto te ha costado ganar.
Imagínate: encuentras una oportunidad de voluntariado increíble, pero está al otro lado del mundo. Emocionante, ¿verdad? Hasta que te das cuenta de que tienes que echar mano de tus ahorros para pagar el billete de avión y, por supuesto, el alojamiento y la comida.
El voluntariado en el extranjero no es una situación de entrada y salida. Puede durar semanas o meses. Es tiempo que pasas lejos de tu trabajo, tu familia y tu rutina habitual. Además, algunos voluntariados pueden requerir que recibas formación u obtengas ciertas cualificaciones, lo que añade más tiempo y costes.
Confrontación con la realidad ajena
Muy bien, hablemos de una de las partes más reales y duras del voluntariado: la confrontación con la realidad de otras personas. Es una montaña rusa de emociones: empatía, compasión, frustración e incluso un poco de culpa por tener una realidad diferente. Puede ser complicado, emotivo y a veces incómodo.
Imagínate esto: estás en una comunidad, quizá al otro lado del mundo. Ves de primera mano los retos a los que se enfrenta la gente, tal vez la pobreza, la falta de acceso a la educación o los problemas de salud. La realidad te golpea de lleno en la cara.
También es posible que te encuentres en situaciones en las que no puedes arreglarlo todo. Quieres hacerlo, de verdad, pero la realidad es que algunos problemas están profundamente arraigados y son complejos. Es una experiencia de humildad darse cuenta de que tus esfuerzos, aunque significativos, pueden no ser la solución que habías imaginado.
Preguntas frecuentes
¿Cuáles son los principales beneficios del voluntariado?
1. Sumérgete en el aprendizaje:
Estás ahí fuera, ensuciándote las manos. Cuestiones sociales, dinámicas comunitarias: estás en el meollo de la cuestión, aplicando lo que has leído. Algunos puestos incluso te lanzan a esta mezcla de diferentes campos, como un buffet de conocimientos. No se trata sólo de aprender, sino de aplicar, hacer y ver los problemas desde todos los ángulos.
2. Siente los sentimientos y desarrolla la resiliencia:
Tratas con todo tipo de personas y navegas por los altibajos de la vida comunitaria. Es como un curso intensivo de comprensión de las emociones, las tuyas y las de los demás. ¿Y adivina qué? No sólo aprendes a lidiar con ello, sino que fortaleces tus emociones.
3. Aumento de la reputación:
El voluntariado no sólo es bueno para el alma, también mejora la reputación. Tanto si te mueves en tu vida personal como si trabajas duro en el mundo profesional, la gente se da cuenta de que estás ahí fuera marcando la diferencia.
¿El voluntariado reduce el estrés?
El trabajo voluntario cambia las reglas del juego y rompe el ciclo de pensamientos negativos y preocupaciones que a menudo se repiten en nuestras cabezas. La ciencia lo demuestra: los actos de bondad provocan la liberación de neurotransmisores, las sustancias químicas que nos hacen sentir bien. Hablamos de la serotonina y la oxitocina, el cóctel de felicidad propio del cerebro.
Pero no se trata sólo del cerebro; es una experiencia para todo el cuerpo. Dependiendo del tipo de voluntariado al que te dedicas, es posible que te sientas activo. La actividad física es un conocido antiestrés que libera endorfinas, las sustancias naturales del cuerpo que levantan el ánimo.
Y además, el voluntariado te empuja hacia la atención plena. Es una forma sigilosa de animarte a estar presente, plenamente involucrado en la tarea que tienes entre manos. En lugar de estresarte por lo que vendrá después, estás ahí, en el momento.
¿El voluntariado es bueno para la salud mental?
Desde un punto de vista psicológico, el voluntariado es una fuente de bienestar mental. Cuando participas en un voluntariado, estás recableando tu cerebro de una forma que contribuye a una salud mental positiva. También es un ejercicio cognitivo. Aprender nuevas tareas, resolver problemas y participar en actividades significativas contribuyen a la flexibilidad cognitiva y la agilidad mental. Tu cerebro se vuelve más hábil para manejar situaciones diversas, y esta estimulación cognitiva es un amortiguador contra los obstáculos de la salud mental.
El voluntariado también pone a prueba tu zona de confort. Puede que te encuentres en situaciones en las que nunca pensaste que estarías, tratando con gente de toda condición. Salir de tu burbuja no sólo amplía tu perspectiva, sino que también te hace más adaptable. ¿Y adivina qué? Una mente adaptable es una mente resistente, un ingrediente clave para una buena salud mental.
¿Qué competencias necesita para ser voluntario?
Una cosa que destaca es la necesidad de una comunicación clara y eficaz. Tendrás que colaborar con un montón de gente, cada uno aportando lo mejor de sí mismo para conseguir un objetivo común, y es crucial saber expresar las ideas con claridad y escuchar activamente.
Y hablemos del lado humano del voluntariado. Es probable que interactúes con personas que se enfrentan a todo tipo de retos. Aquí es donde entran en juego la empatía y la compasión: comprender las perspectivas de los demás y ofrecerles apoyo. Por eso no es negociable tener habilidades de autocuidado. Se trata de equilibrar la balanza entre dar a los demás y cuidar de tu propio bienestar.
Y en este viaje de voluntariado, es fundamental reconocer y valorar las contribuciones de los demás voluntarios. Estar abierto a los comentarios, comprender tus propias limitaciones y ser receptivo a las críticas constructivas es lo que te convierte en un útil jugador de equipo.
¿Cuál es el aspecto más duro del voluntariado?
El voluntariado puede ser un poco difícil, especialmente cuando se trata de organizaciones que operan con presupuestos muy reducidos. Las limitaciones de tiempo, financiación o personal pueden dificultar que los voluntarios alcancen sus objetivos o tengan un impacto significativo.
También puede encontrar resistencia. Introducir nuevas ideas o iniciativas puede encontrar resistencia, tanto dentro de la organización como en la comunidad. Cambiar las reglas del juego puede significar alterar el statu quo, y no todo el mundo está de acuerdo con ello. Sortear esta resistencia se convierte en un reto que los voluntarios a menudo tienen que sortear para lograr un cambio positivo.
Por último, pero no por ello menos importante, los dilemas éticos. Puedes encontrarte en situaciones en las que los valores chocan o las decisiones se complican moralmente. Maniobrar en este laberinto ético requiere un marco sólido y pensamiento crítico. No se trata sólo de hacer lo correcto, sino de averiguar qué es lo correcto en primer lugar.
¡Pesándolo!
Así que, sí, el agotamiento y la fatiga por compasión pueden formar parte de la montaña rusa emocional del voluntariado. Los límites se difuminan cuando nos enfrentamos a luchas personales. Enfrentarse a la realidad de los demás puede resultar incómodo, al darse cuenta de que sus esfuerzos pueden no ser la solución prevista. Las expectativas chocan con la realidad. ¿Y el voluntariado en el extranjero? Un torbellino de tiempo y dinero. Visados, vuelos, comida, alojamiento…
Pero no hay que olvidar que el voluntariado puede ser un potenciador de habilidades, mejorando las redes sociales, la narración de historias y la destreza docente. Además, es oro para el currículum, amplía el círculo social y revela talentos ocultos. En el extranjero, las interacciones enriquecen las habilidades lingüísticas y la adaptabilidad cultural. También es una fuente de salud mental, ya que libera sustancias químicas que te hacen sentir bien y reconecta tu cerebro para que tenga flexibilidad cognitiva y resiliencia.
Entonces, ¿te apuntas?