Un octubre de voluntariado en Santiago Atitlán: enseñanza de inglés, conexión y cultura
La temporada de lluvias está llegando a su fin, y a medida que el sol empieza a brillar con fuerza y la neblina que rodea el lago y los volcanes cercanos se disipa, las calles comienzan a llenarse poco a poco con el zumbido de los tuk-tuks, los vendedores que se preparan para otro día ajetreado en el mercado y los niños que se dirigen a la escuela.
En el aula, nuestros voluntarios preparan actividades de vocabulario, tarjetas y juegos, listos para ayudar a los estudiantes a dar sus próximos pasos en el aprendizaje del inglés.
Mira el video a continuación de Nina, una de nuestras recientes voluntarias, quien capturó cómo es la vida de nuestros voluntarios en Santiago, tanto dentro como fuera del aula.
Enseñar y aprender juntos
En octubre, el año escolar en Guatemala está por concluir y la energía en las aulas se siente con fuerza. Nuestros voluntarios trabajan junto a los maestros locales para ayudar a los estudiantes a repasar lo aprendido, ganar confianza al hablar y celebrar sus avances.
Desde enseñar canciones en inglés hasta planificar juegos de conversación, los voluntarios ven de primera mano las ganas que tienen los estudiantes de comunicarse.
“Recuerdo cuando uno de mis alumnos dijo por primera vez una frase completa en inglés. Su cara se iluminó,” compartió Ania, una de nuestras voluntarias habituales. “Momentos así te recuerdan por qué estás aquí.”
Nuestro programa se centra en enseñar inglés en zonas rurales de Guatemala, brindando a los niños de escuelas públicas oportunidades que pueden abrir puertas en el futuro, ya sea para estudiar, trabajar en turismo o acceder a mejores empleos.
Octubre en Santiago Atitlán
Octubre en Santiago tiene su propio ritmo. Es el final de la temporada de lluvias, que normalmente comienza a finales de abril. Aunque las mañanas son soleadas, las tardes aún pueden traer lluvias frescas que refrescan las calles. Los mercados se llenan de color, con artesanías locales, textiles tejidos a mano y una gran variedad de productos frescos como maíz, aguacates y plátanos.
Para nuestros voluntarios, es un tiempo de reflexión y conexión. Después de varias semanas enseñando, han construido relaciones sólidas con los estudiantes, las familias anfitrionas y los socios locales. Algunos ayudan con los proyectos finales en el Centro de Aprendizaje, mientras que otros preparan clases de inglés para grupos comunitarios y adultos.
La combinación de enseñanza e inmersión hace de Santiago un lugar verdaderamente especial para ser voluntario en Guatemala. Nuestros voluntarios nos cuentan a menudo que aprenden tanto como enseñan y, sobre todo, aprenden sobre el valor y la importancia de la comunidad, de apoyarse mutuamente y de ser parte de algo más grande que uno mismo.
El corazón de la experiencia: vivir y ser voluntario localmente
Todos nuestros voluntarios viven con familias anfitrionas, compartiendo comidas, historias y muchas risas. Este intercambio cultural suele ser una de las partes más memorables de la experiencia.
“Mi mamá anfitriona me enseñó a hacer tamalitos de chipilín,” comentó Silvia, una de nuestras voluntarias de Italia. “Hablábamos sobre nuestro día, o al menos lo intentábamos, ¡ya que todavía estoy aprendiendo español! Pero, de alguna manera, nos entendíamos perfectamente.”
Estos momentos cotidianos —caminar hacia las clases junto al Lago Atitlán, charlar con los estudiantes en la calle, participar en celebraciones locales— nos recuerdan que el voluntariado no es solo servicio, sino conexión.
Por qué el voluntariado importa
Los voluntarios están en el corazón de la misión de One, Two… Tree!. Su dedicación ayuda a ampliar el acceso a la educación en inglés en Santiago Atitlán y fortalece las alianzas con las escuelas locales.
Gracias a su trabajo, los estudiantes ganan no solo nuevo vocabulario, sino también confianza, curiosidad y esperanza. El impacto va más allá del aula: empodera a las familias, apoya a los maestros y ayuda a construir puentes entre culturas.
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Si alguna vez has pensado en enseñar inglés en el extranjero o en hacer voluntariado en Guatemala, Santiago Atitlán es el lugar perfecto para comenzar. No necesitas ser profesor, solo tener la mente abierta, ser adaptable y tener ganas de aprender.
Nuestros programas de voluntariado son completamente gratuitos: solo cubres tus gastos de viaje y estadía, incluyendo el alojamiento, que te ayudamos a organizar con una familia local.
Nuestros voluntarios vienen de todo el mundo y se marchan con recuerdos, amistades y una comprensión más profunda del verdadero significado de comunidad.
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Descubre más sobre nuestro proyecto y solicita participar a través de nuestro formulario de solicitud en línea.
Y si no puedes viajar por ahora, hay otras maneras de ayudar. Donando, compartiendo nuestra historia o difundiendo nuestro trabajo, también estás contribuyendo a generar un impacto positivo en Santiago Atitlán.










